viernes, 26 de marzo de 2021

Volver a soñar...

Volví a mirarme en el espejo, miré fijamente la pupila de mi ojo derecho y luego la del izquierdo, volvía de uno al otro sin parar tratando estúpidamente de ver los dos a la vez, como si así, tal vez pudiera reconocerme en ellos... El aro de color verde que lo rodeaba era tan claro que casi podía verme reflejada en ellos y sin embargo aquel era el reflejo de una completa desconocida, alguien que me devolvía la mirada llena de tristeza y desesperación, desconcertada sin llegar comprender como había ocurrido todo aquello... Sabía que no era algo que había pasado de la noche a la mañana, que aquello había ocurrido mientras observaba, pero jamás había pensado que llegaría a ser aquella extraña a la que me dolería mirar, aquella que había perdido tanto sin saber si quiera que lo tenía... Me había esforzado tanto por protegerme, por crear aquellas estúpidas corazas, que había logrado creer que nada me podía tocar, que había logrado cerrarme al mundo como una sala acorazada y estaba dispuesta a olvidar a todo aquel que intentara abrirme... Muchos quedaron en el pasado por intentar acceder a esa parte de mí y me sentía bien y victoriosa cuando lograba sobrevivir un día más en el mundo en el que vivía inmersa, donde ser la última en pie en lo alto de aquella montaña era la mayor de las victorias y celebraba cada instante que lograba no ser tocada por nada más que la helada brisa de lo más alto de aquella solitaria montaña... Nunca pensé en parar de luchar, ni en rendirme ni en no intentar de controlar todo lo que me rodeaba... me creía intocable en la soledad de mi orgullo y a la vez superior tan solo por poder mirar abajo y saber que nadie podía llegar a mí. Lo que nunca llegué a comprender es que cuanto más alto subía más inaccesible me hacia hasta a mí misma, mientras más luchaba mas sola me quedaba en el campo de batalla y más enemigos me creaba... siendo yo misma el mayor de todos. El silencio siempre fue lo peor y sin embargo aquella era otra mentira que prefería creer sin entender que las dulces mentiras que me contaban a mi misma no eran más que cuentos para dormir en noches sin sueños, en noches vacías donde el silencio resultaba ensordecedor… Pero ahora estaba allí, en lo más bajo, frente a mi propio reflejo y no me reconocía... sola y derrotada, rota por dentro por haberme permitido soñar por una vez y haber sentido como ese sueño se rompía dentro de mí antes incluso de saber que era posible. Las lagrimas inundaron mis mejillas sin piedad y marcaron surcos tan grandes en mi piel que rompieron mi alma en su recorrido... no sabía cuánto era capaz de llorar ni cuando podría parar, pero sabía que aquel momento me había roto por dentro, sabía que nada más me importaba en aquel instante y cuando quise volver a subirme a aquella montaña yo ya no era la misma... Pensaba que nadie más entendería ese dolor, traté de explicarlo con palabras, pero solo podía pensar en cuanto dolor había en mi interior y mis palabras se volvieron tan vacías como mi propio interior y desconocía cuanto sería capaz de aguantar... no mucho, gritaban mis puños apretados, es insoportable… gritó mis desgarrado corazón... pero allí estaba yo, con el rostro lúgubre, los labios sellados y la mirada perdida en una montaña a la que ya no podía volver a subir y supe que aquella desconocida a la que me dolía ver y oír siempre fui yo... no importa cuánto tiempo llevaba rota, solo sabía que aquel era el instante donde debía reconstruirme y tal vez con el tiempo... me atrevería a volver a soñar.

miércoles, 10 de marzo de 2021

A veces duele...

Y a veces duele tanto que al respirar solo puedo cerrar los ojos e imaginarme a millones de kilómetros de mi propia piel, de mi propio deseo, de mi propio aliento humedo y caliente... dolía cada instante que su recuerdo parecía acariciar mi cuerpo, envolviéndolo entre sus enormes brazos tatuados, sintiendo su ardor entre mis prietos muslos, su boca deborando una vez más mi boca, sus manos recorriendome y poseyéndome cómo nunca antes lo habian hecho... tan sólo podia pensar en sentirlo un segundo más dentro de mí... un instante más notando su respiracion entrecortada y sus jadeos en mi oido mientras pronunciaba mi nombre entre suspiros y entonces, cuando todo se intensificaba y sentia desatarse todo mi placer mi mente volvía de golpe a la jodida realidad en la que tú solo eres una fantasía y desapareces al amanecer... y es que a veces, soñar duele.

lunes, 15 de febrero de 2021

Y me vas a ver...

Y me verás, un dia volverás a verme y puede que el alma se te caiga a los pies o que simplemente nunca tuvieras alma... y yo te veré y andaré con la mirada perdida en ninguna parte, como si hubiese viajado al mismisimo infierno y solo tuviera a mi alrededor los putrefactos cadáveres de nuestro amor... de cada falsa promesa que me hiciste... de cada te amo, te amo, te amo... de cada eres el amor de mi vida... de cada quiero pasar mi vida contigo... como si contigo fuera posible vivir... pero ese dia me vas a ver sin ti y te va a doler, te dolerá mas que nada saber que nunca más seré tuya y que cuando te avisé mil veces que me perderías era solo la pura verdad, porque un dia, aún queriendote con toda mi alma aprendí a vivir sin ti, a vivir sin tus garras clavadas en mi piel susurrandome que soy tuya, sin tu cuerpo robandome el aliento aun cuando yo no quería, sin tu boca silenciando una vez más mi voz... y me vas a ver ignorando todos esos fantasmas del pasado para fingir una entereza de la que dejé de ser dueña el dia que me arrepentí de haberte amado... Y es que te amé tanto y con tanto empeño que el cansancio me impedía ver todo lo que me había costado... mis sueños y mis sonrisas ya no visitaban mis noches y las cambié por tus besos y caricias convencida de que por ti iría al fin del mundo con los ojos cerrados... Y ciega me entregué a tu falso amor, sin saber que mientras para mí tu eras el mundo, yo solo era esa mano que agarrabas por no tenerla sola, sin importarte cuanto llegué a girar alrrededor tuya por conservarte junto a mí, sin mirar donde empezaba y donde terminaba mi vida sin ti... Mientras te alejé de mí, lo pensé dos veces y decidí mirarte una vez más con mis enormes y vidriosos ojos verdes suplicando que pudieras asomarte a lo más profundo y entender el luto de mi corazón sin saber que mientras yo lloraba el dolor del agujero que tu amor me habia dejado en lo mas profundo de mi ser, tú mientras tan solo buscabas otra mano que agarrar y otro agujero que rellenar... y me vas a ver y a la vez no lo vas a entender... nunca creí que me arrepentiría de tanto amor y al final sé que sonreiré... porque hace tiempo entendí que mientras miraba la cáscara vacía que siempre fuiste supe que siempre estuviste lleno tan solo de mi amor... y sin él sólo eras ese abrasador calor que me asfixiaba con su falsa pasión Y ahora vuelves a ser ese ser minúsculo e insignificante que siempre fuiste en realidad... y como a cualquier espectro, yo te di el poder y ahora era capaz de quitartelo, volviendo a ser quien una vez fui... Tranquilo, mientras sigue comprando rosas de oro y tostadoras fingiendo ser quien no eres, yo seguiré siendo yo de la única forma que sé, deseando a tu nueva churri que no tarde 7 años en darse cuenta de que tú nunca serás felíz porque sencillamente no quieres serlo y siendo consciente de que también hablará mal de tí a tus espaldas a todo el mundo porque es lo que siempre hace con todas las personas que le rodean, porque simplemente le es imposible mirar mas allá de su ombligo... porque se cree el centro del universo y nunca entenderá que el sol no sale ni se pone si no hay nadie para verlo... Y me vas a ver y te va a doler, porque como dice Beret.. me vas a ver reirme feliz y viviendo bien... aprendiendo a vivir olvidándote...

martes, 15 de marzo de 2016

Promesas…

Habría sido muy fácil mirar al frente y olvidar todos y cada uno de los pasos que me habían llevado hasta aquel pequeño pueblo de la costa, pero había dado mi palabra… aferrada a aquella carpeta con la esperanza no solo de encontrar respuestas a todas mis preguntas, sino también el secreto para encontrar un amor de verdad, como los de antaño, de los que te duran toda la vida y te hacen seguir amando a alguien incluso después de que la muerte os separe. Sin embargo, en el proceso también había perdido un trocito de mi alma, apegada a todas y cada una de las palabras que había leído. Una silueta se acercaba lentamente a mí, eclipsada por la luz del sol que moría en el horizonte y en mi mente solo podía oír retumbar una y otra vez las palabras que había oído semanas atrás, pero que se habían grabado a fuego en mi alma. “Mi dulce Lucia, mi amada… volveré a ti… cada segundo sin ti es una agonía… Mi bella Lucia, solo deseo que estés bien, debes de estarlo…. Tú y mi hijo sois lo único que me da fuerzas…” Nunca olvidaré la noche en que murió mi abuelo, hacía semanas que estaba ingresado y ya solo esperábamos que llegase pronto el final, antes de que sufriera y su mente se volviera tan difusa que ni si quiera pudiera reconocernos, como ya nos había pasado con mi abuela. Sin embargo, en sus últimos días estuvo más lucido que nunca y aun sabiendo a que me enfrentaba me ofrecí a pasar con él las noches para que mis padres pudieran descansar. Me había criado a dos puertas de la de mis abuelos y había crecido con sus historias. Que si el hermano de tu abuela Enriqueta había ido a la mili 11 años, que si en la postguerra la gente pasaba hambre, que tenían una cartilla de racionamiento y que su madre se iba en burro al pueblo donde compraban el pan para toda la semana e historias así que nos hacía pensar en aquella época como algo tan lejano como remoto. Lo cierto es que hasta aquellos últimos días, no había vuelto a pensar más en esas historias, solo eran las anécdotas de un anciano. Pero aunque él apenas tenía unos 6 años cuando acabó la guerra, aún se estremecía al recordar como muchos se iban a dormir a donde guardaban los animales, lejos de sus casas, por miedo a irse a dormir y no volver a despertar. Y allí estaba yo, velando el sueño de mi abuelo de 83 años como si el de un niño se tratase. Una noche despertó sobresaltado de madruga… -Tranquilo abuelo, estoy aquí… soy yo… -Oh Lucía…. Mi amada Lucía… ¿sabes?, cuando murió mi padre yo pasé con él sus últimos instantes. Yo apenas tenía 20 años y ni si quiera conocía a tu abuela. Antes de morir me dijo que sentía dejarme tan pronto, pero que a partir de ese momento tenía que ser un hombre y un hombre debía cumplir siempre sus promesas. Pero que por desgracia él iba a morir sin poder cumplir dos de las promesas que años atrás le había hecho a su mejor amigo. Cuando le pregunté por esas promesas me contó que yo no lo recordaba porque era muy pequeño pero que cuando apenas era un niño a él se lo habían llevado preso a una prisión y allí conoció a Antonio. Mi padre solo era un muchacho inculto de campo que se había buscado problemas por su orgullo y que aquello le había llevado a compartir cárcel con republicanos y revolucionarios contrarios al General Franco. Pero Antonio era diferente, era un niño bien de una familia acomodada al que habían mandado a la universidad donde aprendió lo que era la palabra libertad. Los dos habían sido llevados a la misma Sevilla al centro El Colector, ubicado en la barriada de Heliópolis. Mi padre fue unos de los más de 500 presos del franquismo que construyeron el desagüe municipal de Heliópolis. Y desde el verano de 1937 a enero de 1939 estuvieron juntos en aquel infierno. Mi padre solo era un don nadie, pero Antonio era distinto, era culto y muy inteligente. Escribía a todas horas en un pequeño bloc, a veces poemas otras un diario de todo lo que allí les acontecía y cada día escribía cartas tanto a su familia y como a su novia de la que estaba muy enamorado. A veces también escribía a un compañero de universidad y aunque los textos eran muy limitados por la censura y solo podían hablar del frio, la comida y su estado de salud, a veces se entusiasmaba demasiado en sus opiniones. Un día llegó una carta donde su novia le contaba que iba a ser padre y que debía volver al pueblo para criar sola a su hijo, Antonio se desesperó e impotente se desahogo en una carta a un amigo estudiante de periodismo. Los guardias la interceptaron y decidieron acusarlo de enemigo de la republica... Desde entonces no le permitió volver a mandar más correspondencia y permaneció a la espera de juicio. Todos daban por hecho que no habría una sentencia de muerte por su situación acomodada, pero para entonces Antonio ya había perdido la cabeza. Escribía a todas horas en su pequeño cuaderno y enloquecía al pensar que se iba a quedar sin papel. Las semanas y los meses se sucedieron y cada vez hacía la letra más pequeña y murmuraba para sí que no le daría tiempo… otras gritaba que ya era un hombre muerto y que al menos le dejaran saber si su hijo había nacido y si su novia estaba bien…. Llegó el fin de año y la sentencia de muerte cayó sobre todos como una jarra de agua helada. Una fría noche de enero vinieron a por él. Mi padre temblaba más que él, pero Antonio no tenía miedo… solo le hizo prometerle dos cosas. Le entregó sus manuscritos envueltos en un trozo de tela de una raída camisa vieja y le hizo prometerle que buscaría a su amada y se aseguraría de que ella y su hijo recibieran aquel paquete. Al día siguiente llegó el indulto por el que su familia había movido cielo y tierra… aunque ya era demasiado tarde. Mi padre salió de allí un año después, con los pulmones encharcado y condenado a una muerte prematura… -dijo finalmente con la mirada pérdida y los ojos vidriosos. -¿Y qué fue lo segundo abuelo…? -que si algún día tenía una hija la llamaría Lucia… pero mi padre solo tuve hijos y yo como bien sabes solo tuve varones también. Pero cuando naciste tú hablé con tu padre y le pedía poder ponerte ese nombre… al menos cumplí uno de sus deseos… aunque moriré aún con esos manuscritos guardados en mi cajón y sin poder cumplir la promesa de mi padre… - Yo lo haré abuelo…. Los buscaré y se lo daré, así podrás cumplir la última voluntad de tu padre. Mi abuelo sonrió y en apenas un murmullo pronunció… -Mi dulce Lucia… mi amada…- y cerró los ojos para siempre. Al volver a su casa encontré en el cajón la carpeta de sus manuscritos. Me pasé los siguientes 5 días leyendo y ordenando las cartas por fechas hasta que encontré su última carta con fecha del mismo día de su ejecución… “Mi dulce Lucia… mi amada… mi dulce niña. No sufras más por mí mi amor, porque cada mañana que amanezco en este horrible lugar lo hago con el recuerdo de tu sonrisa y cada noche sueño con el olor de tu pelo. Cuando cierro los ojos me parece como si fueras real y a veces eso es lo único que me separa de la locura. Y aunque no pueda volver jamás a tu lado nunca podré olvidar todo lo que vivimos juntos, porque soy consciente de que lo que viví junto a ti fue el más maravilloso de los regalos. Me iré de este mundo sabiendo que no conoceré a nuestro hijo, pero créeme cuando te digo que lo quiero con la misma intensidad con la que te quiero a ti. La vida me ha sonreído muchas veces y aunque ahora todo parece oscuro y siniestro, soy consciente de que lo que viví a tu lado, aunque corto, pocas personas lo han conocido en su vida y no cambiaría ni una sola coma de nuestra historia de amor. Sin embargo, me temo que esto es un adiós, he oído a los guardias que esta noche me llevarán a dar el paseíllo, pero mientras camine bajo las estrellas sabré que al fin soy libre y donde quiera que yo vaya, allí mismo te esperaré. Te amo, Antonio.” Tardé unas pocas semanas en encontrar una pista fiable y a través de las redes sociales encontré al fin a sus descendientes. Se llamaba Antonio, como su padre, y al presentarme simplemente él… sonrió.

sábado, 26 de septiembre de 2015

Nada que decir....

Últimamente no se me ocurre nada que decir... ningún post ocurrente ni ninguna historia emotiva que compartir. No es que no me ocurran cosas ni tenga situaciones en mi vida que compartir, de hecho es porque me ocurre justamente lo contrario, últimamente mi vida es un absoluto caos y cada vez que empiezo a escribir las ideas y todas esas palabras que parecen quebrarse en mi interior mueren en mis labios en forma de suspiros y anhelos de algo que perdí. A veces pienso que hablar con alguien podría ayudarme a disipar todas esas nubes oscuras y tormentosas que mantienen mis ojos tristes y brillantes y mi sonrisa perdida en simples muecas de desesperación. Me siento ante el ordenador y veo mi vida a través de la ventana que a todo el mundo llega y que todos pueden pueden ver y sin embargo la soledad es aún mayor. Siempre he creído firmemente en la mítica frase de Blanche “Quien quiera que sea, siempre he confiado en la bondad de los desconocidos” en Un tren llamado deseo, porque a veces la gente que conoces y aprecias no es capaz de mitigar esa tormenta que bulle en tu interior y te hace presa de un desasosiego que te reconcome y te domina por completo, hasta el punto de hacerte olvidar quien eres realmente... Aunque ello me ha llevado también a conocer la traición y la hipocresía,haciendo de mí un animal herido, alimentando la bestia que llevo dentro del miedo y la desconfianza, no sin razón he de decir. Pero no temo a esa bestia, de hecho creo que esa bestia es lo único que aún me permite estar aquí de pie, enfrentada a un mundo vil, dispuesta a todo por ser la única que permanezca en pie al final de la batalla, aunque a veces, me siento tentada a dejarme llevar y definitivamente olvidar todo lo que soy y todo lo que una vez fui mientras me siento a observar como todo mi mundo se desmorona a mi alrededor. Podría hacerlo, pero supongo que, aunque eso haría feliz a algunas personas, no entiendo bien el por qué, la realidad es que ese nunca ha sido mi estilo, lo mio siempre ha sido luchar, morir con la botas puestas y sin apartar jamas la mirada de los ojos de quien mi desafía. No, últimamente no se me ocurre nada que decir, o al menos nada que no pueda ser utilizado en mi contra, porque aunque no soy débil, si que tengo debilidades y justo es ahí por donde han empezado a intentar demoler mi reino. La realidad es que no quiero decir nada, tal vez porque tengo miedo a romperme en mil pedazos, aunque es probable que únicamente no quiera que la gente sepa lo que ya está roto... supongo que es simple y llanamente miedo, aunque ese miedo es lo único que me separa de una muerte segura. Si es así, para qué mostrarlo al mundo? y no es ocultarlo, simplemente atesorarlo, hacerlo parte del muro que me separa del resto. Si, supongo que hasta aquí llegó mi vida en un escaparate, no porque siempre haya estado expuesta, sino porque en estos momentos solo soy un manojo de sentimientos, miles de sentimientos, todos abarrotados pujando por salir abruptamente de mí, queriendo escapar de mi interior, saliendo de mí sin limites ni control y no puedo permitirme ese lujo. Sería fácil escribir "estoy triste" o "estoy sufriendo" y aún mas fácil recibir el cariño de aquellas personas que me aprecian, pero en el fondo no quiero ese cariño, ese cariño me haría bajar la guardia, soltar las armas que me mantienen aun en pie, dejar marchar el miedo me haría dejar de estar alerta y aguardando el comienzo de la batalla. Entonces tal vez sonreiría de manera triste o dejaría escapar una simple lagrima llena de emoción y sentimiento, y aquella simple lagrima abriría en mi ser una diminuta rendija, pero lo suficientemente grande por la que pudieran escapar todos mis sentimientos, saliendo de mi como una fuente inagotable de dolor y miedo. Solo quiero olvidar, solo quiero dejar de sentir, solo anhelo dejar de ser yo... de sentir y pensar, de analizar todo una y otra vez para dejar de enloquecer por momentos, eclipsada por pensamientos y sentimientos hilarantes que me hacen morir por dentro aullando y retorciéndome de dolor abrasada por el fuego para luego volver a renacer de manera tormentosa de entre mis propias cenizas, simplemente para volver a morir otra vez de dolor. No, definitivamente no se me ocurre nada que decir... no, absolutamente nada que decir, ni ningún ridículo post ocurrente ni ninguna estúpida historia emotiva que compartir.

sábado, 11 de julio de 2015

Y caer en la vulnerabilidad.....

Era casi irreal, como un sueño o una aparición, salvo porque él sostenía mi muñeca, apretándola con una fuerza descomunal de la que yo ni si quiera era consciente... en aquel momento, en aquel preciso instante, estaba más cerca de la muerte que de aquella vida que me provocaba tanto dolor. De pronto fui consciente de la lluvia que caía sobre mi empapándome y aun así, no podía sentir su frío tacto en mi piel. Era como si aquella ya no fuera yo.... por un momento lo miré a los ojos y sin más lo supe, aquella definitivamente no era yo. Me gustaría decir que fui feliz, que durante muchos años había sido feliz a su lado, pero lo cierto es que al final solo recordaba sus golpes y desprecios. En el fondo sabía que no habían sido tantos, pero sí los suficientes para romperme por dentro y saber que jamás se volverían a unir aquellos trozos en los que había fragmentado mi interior. Y cada amanecer miraba con esperanza el nacer de un nuevo día para luego al llegar el crepúsculo, llorar amargamente el final de cada nueva oportunidad perdida... Vivía temerosa de las noches, temía dormir a tu lado y despertar con el cuerpo perlado en sudor, perdida en la oscuridad en la que me envolvías, cerrando los ojos con fuerza para no sentir tus caricias, para salir de mi propio cuerpo deseando huir con todas mis fuerzas de mi misma... tú y solo tú eras la razón por la que ya no deseaba habitar mi propia piel. Solía decirme una y otra vez que la culpa era mía, era más fácil que enfrentarme a la realidad, enfrentarme al aterrador hecho de que mi amado era ahora mi enemigo. Lejos quedaba ya cuando sentí que perdía la vida sin ti, que moría por rozar tus labios y que sellaba cada beso que te daba con lagrimas para luego saborear el salado amargor del miedo a perderte... no sé como pasé de eso a desear una pronta muerte para huir del castigo de tus labios y la prisión de tus abrazos. Solo necesitabas abrir el sello de tus labios y mi piel se rompía y rasgaba por tu afilada lengua asesina con palabras hirientes que me marcaban como hierros candentes. Ni si quiera sabía como podía sobrevivir a cada enfrentamiento ni de donde sacaba las fuerzas para luchar contra ti... ahora sé que estaba desesperada por huir y a la vez me sentía condenada a ti. Es duro decir eso en voz alta... es duro decir que te odié mas de lo que te quise. Es duro hablar si quiera de ti... alguien de quien tuve la valentía de escaparme. De haberme quedado todo habría terminado de manera diferente... porque dentro de mi conocía cual sería mi destino si me quedaba a tu lado. Y aunque deseé la muerte mas de mil veces lo cierto es que decidí huir, desnuda y con el cuerpo roto del frío, pero a salvo de tu cálida sentencia a la inexistencia, condenada a la aniquilación más cruel, la que te destruye un poquito cada día hasta convierte en la nada más absoluta. Y casi lo fui... casi consigues convertirme en tan solo un eco lejano que nadie podría llegar a oír... y yo casi te dejo hacerme eso. Volví a mirar a mi alrededor, la lluvia seguía cayendo profusamente sobre mí.... y solo quería gritar, gritar con todas mis fuerzas para dejar de ser un eco que nadie pudiera oír. El grito ahogado de mi interior se transformaron en un mar de lagrimas. Y lloré, y lloré a gritos y lloré tanto que se rompieron las paredes en las que me habías encerrado y todo se vino abajo y aunque temí terminar sepultada bajo mis propias ruinas, lo único que sentí es que al fin era libre, libre sin ti... Al fin sentí tu mano aferrado a mi muñeca de manera salvaje y el frío de las gotas de lluvia cayendo sobre mi. Ahora que era real decidí que el eco lejano serías tú.... porque ya no eres nada para mi. Sonrío, porque soy consciente de lo terrible que tiene que ser eso para ti....

miércoles, 29 de octubre de 2014

Que importa el color...

Ruth había decido que esa iba a ser la ultima vez que un hombre le rompía el corazón. Para muchos de sus amigos, aquella era una frase que ya habían escuchado mas de una vez de sus labios, por eso mismo se sorprendieron tanto, cuando semanas mas tardes la descubrieron en el bar donde siempre solían quedar los viernes, acaramelada con una chica. Al principio todos se miraron alucinados y muchos creyeron que era un simple divertimento, un tonteo con el otro sexo que a los chicos les pareció excitante y a las chicas una manera de rebeldía.... Pero la noche fue avanzando y la chica no sólo era divertida y encantadora, la trataba como a una princesa. Cuando las copas fueron incontables, sus amigas la atrajeron al baño con excusas y la interrogaron... algunas hicieron comentarios que incluyeron las palabras experimentar y fase, pero lo que realmente sorprendió a Ruth es cuando una de ellas comentó que no debería engañar a la pobre chica, porque ella no era lesbiana y a la pobre se la veía muy pillada con ella. La noche terminó como siempre con Ruth en casa de aquella chica... Una ultima copa y sus labios, aún con el sabor al dulce licor de crema de whisky, rozaron la piel de su cuello. Ruth miró aquellos enormes ojos oscuros, acarició su larga y sedosa melena y cuando sus labios llegaron a la comisura de sus labios ella simplemente cerró los ojos y analizó ese beso. De pronto todas las dudas del mundo la asaltaron... la apartó de sí y agarrando su rostro entre las manos observó cada detalle. Ella sonrió y en su interior sintió un hormigueo que le recorrió la espalda hasta la rabadilla. Por un instante Ruth tembló como una niña, ella la miraba tentadora con una sonrisa picante en los labios y los ojos brillantes, se mordió el labio y sin más se abalanzó sobre ella, la devoraba con cada beso, la devoraba como una fruta madura y como tal se deshacía entre sus dientes, derritiéndose con el paso de su lengua por su escote. Ella le arrancó la ropa, los botones de su camisa saltaron disparados por la habitación, sus pechos quedaron desnudos y expuestos al roce de su lengua... Ruth se sentía extenuada de tanto placer. Su cuerpo ardía en llamas incandescentes, nunca antes había sentido nada igual, nunca antes se había abandonado tanto ante su propio placer, nunca antes había confiado tan ciegamente y se había dejado llevar de aquella manera. Sus manos y sus labios la conducían y la inmovilizaba y ella más se entregaba, notaba oleadas de placer y su voz se rompió en un largo gemido que lleno la habitación con su aliento entrecortado y el olor de la humedad de sus sexos.... Ni si quiera podía recobrar la cordura, ni si quiera podía tomar el control de su propia conciencia... ella era dueña de cada centímetro de su piel y como tal la asía contra su boca hasta notar como estallaba de manera rítmica y espasmódica. Sus labios subieron hasta su boca y la besó tan largamente que creyó que podía morir de felicidad en ese instante... Sin embargo, su mente volvía a divagar presa de las palabras que su amiga le había dicho.... acaso en un relación entre dos mujeres ¿una de las dos era la que terminaría rompiendo el corazón a la otra?, ¿acaso ella era ahora lo que tanto había aborrecido de los hombres? ¿alguien que mentía, que se dejaba llevar presa del deseo sin importar los sentimientos?... Mentiras, solo podía oír en su mente lo mentirosa que era y el daño que le estaba haciendo al callar. Recordó cada rotura en su débil corazón, recordó como cada mentira, cada engaño y cada menosprecio lo había maltratado, dejándola sumida en la sensación de ser insignificante para la persona por la que ella tanto sentía, casi podía ver en su indiferencia las palabras -no vales nada- escritas en neon. Reconoció que pensaba que eso no le pasaría en una relación de mujeres, pero lo que nunca pensó es que refugiarse en una relación con una mujer le haría mentir para conseguir esa paz que pensaba que se merecía. Aquello la convertía en uno de esos egoístas que tanto había criticado, uno de esos hombres que tanto la dañaron por no ser sinceros, con tal de tener, lo que ellos pensaban que se merecían. Por un instante se sintió sucia, por un momento se sintió desmerecedora de aquellos besos que tanto la habían colmado... -Lo siento.... no quiero hacerte daño. -¿Por que lo ibas a hacer?- dijo sin dejar de recorrer de manera incesante sus turgentes pechos con las yemas de sus dedos. -Te he mentido... no soy lesbiana. La joven sonrió, y con un dulce beso acalló sus labios antes de que de ellos salieran mas palabras...- nunca dijiste que lo fueras, pero esa es la ventaja de ser mujer, no tienes que ser lesbiana para estar con otra mujer... y no me has mentido, si tus besos fueron sinceros y si cuando notaba que te derretías cuando te estrechaba entre mis brazos, lo hacías tan solo porque eran mis brazos los que te estrechaban... Aquella noche durmió entre sus brazos convencida de aquellos eran los brazos entre los que deseaba estar y sin poder evitarlo, pensó en todas y cada unas de las personas que ella había amado y no se arrepentía, ni siquiera de todos aquellos que le habían hecho daño, pues ahora más que nunca, estaba convencida de que el amor no se daba a quien uno elegía. Y no siempre es amor lo que sientes por otra persona, pero no deja de ser puro y sincero, si cuando estas con esa persona lo das todo sin importar nada... Y que más da el mundo entero cuando sientes tu alma estallar cuando esa persona te toca... No, definitivamente los sentimientos no entienden de colores, porque los buenos besos, besos de los de sentimiento del bueno, se dan con los ojos cerrados... ¿quien dice entonces que los sentimientos tienen genero? Tal vez no era amor, porque el amor es lo que es, y cada uno lo vive a su manera y lo sientes o no lo sientes, sin importar lo que otros digan, o si la gente piensa que es o no correcto.