martes, 30 de julio de 2013

Ecos de un recuerdo yermo...

Había decidido permanecer en silencio durante un segundo más... las preguntas comenzaron a acumulárseme pero la realidad es que ya no tenía respuestas. La única pregunta que parecía importar era ¿qué vas a hacer? Miré al infinito durante un instante, perdí mi mente entre imágenes de un pasado que sabía no iba a volver, divagando entre recuerdos de un ayer que hoy me pesaba más que nunca. -Eh¡¡¡¡¡¡¡- gritó y volví. De pronto, por primera vez desde que todo había comenzado miré el rostro de todos y cada uno de mi compañeros de viaje. No solía hacerlo, de hecho ninguno solían vivir lo suficiente en aquel tipo de viajes. Un destello de luz iluminó el cielo y entró por las rendijas que aun quedaban entre ellos y nosotros. Mi mente volvió a arrastrarme al pasado, recordé su larga y sedosa melena en la me solía enredar, había sido tan delicioso perderse entre sus dulces pechos, hundir el rostro y saborear el aroma de su piel. Era tanta, tanta la suavidad que ahora me dolía recordarla.... una lagrima cayó por mi mejilla que me apresuré a limpiar con rabia y furia, pero no estaba enfadada con aquel gesto tan humano, estaba enfadada con mi debilidad... Llorar había sido un gesto valiente teniendo en cuenta quien era y donde me encontraba, pero había sido débil... temí tanto cambiar, temí quedarme y ni si quiera le dije adiós.... de hecho le miré a los ojos esa última noche y le susurré palabras de amor y promesas que sabía que nunca llegaría a cumplir... y antes del alba abandoné su lecho dejando el frio recuerdo de mis mentiras en él. Ahora, hacía ya millones de años luz de aquello, aunque para mi hubiese sido solo ayer hacía millones de años de la última vez que nadie me amó y ahora me sentía muerta por dentro.... ahora no comprendía como sabiendo que hubo un tiempo y un lugar donde había vivido la única persona en el mundo a la que había querido... me fui de allí... abandonando mis ganas de vivir con ella, junto con aquellas mentiras crueles que ahora me hacían sentir tan sucia. Apenas si había salido de mi sistema solar cuando ella ya había envejecido, ahora solo era polvo... mi amor, mi amante, la única persona por la que habría deseado quedarme... pero no lo hice y ahora no podía vivir con aquello. Una explosión movió la tierra bajo mis pies... volví a mirar el rostro de todas aquellas personas... ellas también habían abandonado la tierra como yo, pero cuando lo pensaba me sentía como un cascaron vacio. Era como si mi alma se hubiese quedado sentada en aquella cama de sabanas blancas y luces tenues, sentada con las piernas abrazadas con fuerza, tratando de ser pequeña, de no estorbar en su cama mientras simplemente la observaba dormir... me había prometido verla dormir el resto de mis días... no conocía una delicia mayor... Y recordar sus carnosos labios por el que escapaba su aliento, ese aliento que habría bebido como único sustento de mi vida.. ojalá hubiera podido parar el tiempo, detenerlo tan solo para poder verla por siempre desnuda entre las sombras... y así dibujar su perfil en mi mente una y mil veces hasta saberme dueña de ella... pero ella ya era mía. Cerré los ojos durante un instante y volví a poseer aquel instante, volví a sentir conmigo a mi amor y otra lagrima cayó por mi mejilla recorriendo mi rostro sin prisa, haciéndome sentir... algo que había olvidado que podía hacer desde que me había alejado de su lado. Entonces abrió los ojos y de sus labios salieron unas palabras que no comprendí... -¿Que vas a hacer?- grito por encima del ruido.. -¿Qué?- dije tratando de tocar su rostro -Comandante Nicole... ¿qué es lo que vas a hacer?- gritó de nuevo aquella infame voz Abrí los ojos y volví a mi realidad... volvía a estar lejos de ella y supe que estaba tan muerta como mi amada. Por primera vez miré aquel mundo infestado de aquellos seres repulsivos y supe que de permanecer todos moriríamos, sabía que aquel era mi trabajo, evaluar posibilidades y allí la posibilidades de subsistencia eran cero... -Marcharnos.... -Estás bien... Atentos chicos, la comandante ha decidido abortar la misión, todos a la nave¡¡¡¡ adelante mancha de mamones¡¡¡ -Pero teniente, no podemos llegar a la nave desde aquí, tendríamos que hacer un salto transdimensional y están rotas todas las comunicaciones... la única opción es hacerlo manualmente... y ya conoce el procedimiento... -Lo conozco...- dije sin pensarlo Pero en vedad siempre lo había pensado... desde el momento que había pisado aquel planeta sabía que moriría en aquel planeta... Nunca fui una heroína... nunca quise serlo, pero por primera vez supe que ellos querían vivir más que yo. -Yo debería...- comenzó a decir mi teniente -Yo soy quien debo hacerlo... y por primera vez me miró a los ojos y no vio todo aquello que me había encumbrado en mi carrera. Muchos habían dudado de mi capacidad y uno a uno habían ido acallando sus voces... haciendo con su silencio una leyenda de mi nombre. Ya nadie pensaba en que yo había nacido hacia tanto, que era una de las ultimas humanas nacida de una mujer... nadie pensaba en mi en esos términos... solo veían el mito... Nicole Shepard... la ultima humana... la exterminadora de mundos... sin piedad... sin remordimientos... sin miedo... sin nada que perder... Ni si quiera sentí quedarme sola en aquel lugar, morir sola siempre había sido mi destino. Todos se cuadraron ante mí aunque yo sabía que no era digna de ello... yo no moría por ellos... moría porque en realidad ya estaba muerta. Los golpes y los estallidos tronaban fuera con fuerza... sabía que no tardarían en llegar a mi... Había ordenes de acabar con la vida de aquel planeta y mi única esperanza es de que los míos llegaran antes que aquellos monstruos, aún así saqué mi arma y la sostuve en mi mano. En realidad hacía tanto que la llevaba conmigo que me había hecho a su tacto y a su peso, a su frio... lo cierto es que aquel arma era mi única amiga. Me apoyé sobre la pared y resbalé por ella hasta quedar sentada en el suelo... cerré los ojos y volví con ella... volví a aquella imagen.... ya no recordaba el rostro de mi madre, ni si quiera del primer escuadrón con el que luché hacia ahora mil vidas... pero tenía grabado a fuego todos y cada uno de los rasgos de tu conspicuo rostro... abrió los ojos como cada amanecer, con una sonrisa y una expresión tan placida y feliz que me hizo sonreír. Me tomó entre sus brazos y temblé... nunca había temblado de emoción... nunca había sentido tanto miedo ni me había sentido tan intocable... me sentí eterna junto a ella... entonces sus labios se acercaron a los míos y pronuncié su nombre... -Eleonor... Y el silencio llegó en forma de luz cegadora, pero yo solo te vi a ti...